domingo, 27 de marzo de 2022
27 de marzo, 2022
Todavía no ha roto el alba en Buenos Aires. es una madruigada tranquila, solo algunos colectivos pasan a los lejos en Capital. La luz electrica, antes del sol, solivianta mi pena, me da esperanza. Estoy viendo una pelicula que se llama Lamb. Transcurre en Islandia y trata de una pareja de criadores de ovejas en una granja que dan a parir, o sea, ayudan a una oveja a parir, que tiene un cordero mitad oveja mitad humano. La cosa se va poniendo bizarra. Festejé despertarme a las tres de la mañana con dos hamburguesas doble con mayonesa. Se me ha acabado el dinero, así que hace tres dias que no bebo ni una sola gota del alcohol. Ayer a la noche me fui con el subte hasta Florida y ahi agarré y me fui para el lado de san telmo. Pasé por un Farmacity, pregunté cuanto estaba la tira de Ibuprofeno, sabiendo que las chirolas que llevaba no me iba a alcanzar. Salí. Llegué a la zona de lso bares de ST, vi un kiosko rantifuso y me compré dos Tafirol, para el dolor de cabeza, anoche estaba fresco, el aire netraba en mis pulmones como una tromba fresca y punzante. Caminé lentamente por el barrio, por los lugares conocidos, despues llegué a la calle Chile y observe, mientras caminaba, a la gente comer y beber. Pensé: ellos no saben nada de mi y yo no sé nada de ellos y a nadie le importa. No me molestó. Fue una buena y necesaria caminata. Me recomfortó. Después agar´´e para el bajo. Una pareja de jovenes con un carrito de bebé, una mujer, ella con el bebé en el pecho, él, fumando un porro yu tirando del carro con unas bolsas de su´permercado en el cochecito, refunfuñandole a la mujer, gorda y morena, refunfuñando y lamentandola y lamentándose mientras el humo del porro la envolvía a ella y a mi detrás. Cuando vieron una patrulla cerca de el pasaje San Lorenzo, cruzaron la avenida, hacia... donde fuese. Yo seguí caminando derecho y llegué a csa de gobierno, despues agarré por san martin, las calles desiertas, la cabeza llena de relapmpagos y kluces y mierda volando por mi mente,. Llegué hasta Corrientes, estacion Além, pregunté a un policia jovwen y topntuelo si estaba abierta la estación, me dijo que sí. Bajé, me perdí en los pasillos deseirtos, llegué a la estación, abordé el tren proximo a salir. Vi un grupo de chicas, seis osiete, charlando muy animadamente. Me aceruqé a dos o tres asientos de distancia para ver si podia escuchar de que hablaban. No tendrian mas de21 años entre todas, jajaja. No escuhé nada. Envidié su juventud, deseé que me hablaran o que me escupieran, pero no pasó nada dee eso. Llegué a Pueyrredon, bajé, una ucacaracha pasó delante mio por la vereda, lentamente, la esquivé (Criaturita de dios y de la noche), y llegué a casa, empapado en un sudor frio y horrible. Me saqué el pulover y la remera al mismo tiempo, me baje los pantalones, los tiré en algun lugar del living room y me metí debnajo del agua helada de la medianoche.Me lavé el pelo, me lave los huevos y la pija y salí y me sequé con una toalla previamente mojada por otra ducha de a la tarde. Traté de sentarme, pero necesitaba huir y esconderme en la cama.. Agarré el cenicero, el celular, los ciogarrillos, me dormí pensando en... nada. Tal vez en mi madre y sus angustiosos mensajes dee audio de whatsapp. No pienso verla pronto. No voy a hacer dos horas de viaje jasta villa pindonga para que me tire retruécanos crueles, ya estamos grandes. Como dicen en Atacama, ahi te mueres y ahi te secas. No hay con que darle.
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