Te vi salir de la oscuridad helada de septiembre
con tu polar gris y el cigarrillo en la boca
el pelo rubio desteñido, caminabas inclinada hacia adelante
como Schubert
preocupado por
una
nueva melodía
con la mochila atras de la espalda que era tan grande como vos
mas ancha que tu cuerpo diminuto y estoico
El bar estaba cerrado
fuimos a la Caso de humahuaca
y entre muchos cigarrillos y cinco cervezas
te empecé a conocer mucho mejor
nos cagamos de frio, yo fui al baño cuatro veces
esxcitado por la helada, entumecido, entre simpatias
enrarecido y contento
recien salido de una pesadilla y probablemente dentro de otra
pero no importa
a veces cuando dormis al lado mio en mi cama
tirás patadas y quejidos
con la mente muy despierta y yo pienso, así uno
no tendria muchas ganas de soñar
pero vos lo hacés
y cuando tenes los ojos cerrados por la mañana
debajo de la manta que nunca lavo
entre vapores que hieden pero son el hogar que nos podemos permitir
yo te quiero como buenamente puedo
A veces te ponés arriba mio
pocas veces yo me pongo arriba tuyo
en las sombras del cuarto
gritás, y yo me pregunto como y por qué
creo que tenés muchas razones para gritar
algunas que conozco y que no quiero que te hagan gritar
y otras muy adentro
y eso adentro no soy yo
es mas antiguo y trágico
como una cajita musical a la cual se le acaba la cuerda
Al dia siguiente yo compro unos sanguches
y vos pedis mate, a vos te salen mejor que ami
A veces me encotrás a las siete y mnedia de la mañamna con
dos latas de Quilmes enfriandose en la heladera
tomo la posta del dolor de la manera que me sale
y entonces yo sorbo de la lata y vos de la bombilla
A veces llueve
pero la mayoria de las veces está soleado y pacifico hasta las ocho,
entonces laciudad se despierta y sé que vos querrías estar un rato largo mpas en la
cama
sé por qué, y no se hasta cuando
no me importa
el agua hierve en el anafe de la misma manera que siempre sopla el viento
eso, el viento es por siempre
saco la pava del fuego
vierto el agua en el termo que pierde sobre la melamina de la mesa marrón
hablamos lento
estas sentada en la silla verde con el asiento que está roto
y yo querría darte paredes con alfombras persas
y paredes secas
un lugar decente donde relajar tus huesos hijos e hijas del terror
Ahí estás:
yo te digo cual es el milagro del dia y tus párpados caen
muy abajo
oscuros
tan cerca mio
y tan a diez mil kilometros de distancia.
No siento que me esté perdiendo de nada.
Escribo esto con la lucidez de mi corazón perdido
tan cierta como la tumba
y el próximo cigarro.
Te quiero.
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