Marea metálica de la mañana de Balvanera
La maquinaria del barrio
con sus engranajes monstruosos
encrespando su piel de pavimento
tritura a los hombres que tratan
infructuosamente de ponerla en
funcionamiento
Los rios subterráneos
con su sangre primitiva y turbulenta
mojan las carnes milenarias
de un paraje encrespado maquillado que no conoce de nombres
y por sobre la dermis de la mañana
una fiebre picajosa hace destellar
tímidamente mi alma
reconozco la incomodidad de su mensaje
y no puedo persignarme de manera práctica:
quien sepa que algo siempre ha quedado en el tintero
dirá que todavia nunca ha encontrado alguna manera de rezar
Uno puede ser persistente y darle mil bucles
a la labia para hacerse entender
pero es siempre la geografía exterior que abraza las zapatillas
la que tiene la voz última
Digamos que no se puede ser hijo de la luz incluso en la luz
digamos que el hombre con su vicio de pensar es
un fragmento opaco en el camino rutilante de cualquier esperanza
digamos que nadie ha pasado por esta puerta que traiga
el pan correcto
digamos que no es pecado
hablemos suplantando a las parkas
y los fletes en Valentin Gomez cierran sus puertas
mientras hombres armados con cigarrillos y rostros mogólicos
se acercan a las persianas metálicas
para batirlas con martillos
y abrir los negocios de compra mayoristade chancletas de toallas de corbatas para que
te cuelgues tu y yo, vienen
para clavar sonrientes los colmillos en el
nutriente concreto
de los crucificados