jueves, 7 de julio de 2011

LA VERDAD DE LA MILANESA


LA VERDAD DE LA MILANESA.

Ando en el viaje. me desespero y me desperezo.
a veces nada parece paliar el terror y la locura
antes de entrar al restaurant me prendo un cigarrillo
...
uno entero solo para no volverme loco. fumo rapido.
no hay nadie adentro, vuelvo a la entrada
prendo un cigarriilo, le doy una pitada.
la veo bajar con el cochecito. esta vieja. esta sola.
le prestan los bebes. todos ellos. yo no lo haria.
yo puedo hacer eso. soy estupido. puedo tener un bebe.
no lo podria alimentar pero puedo cojer. a veces.
entramos al restaurant. tiene algo seco en los ojos.
trato de pensar que no es triste, que podria no ser el alma.
a veces lo que fue grande no lo es mas. a uno tambien
le puede pasar, uno se cree infalible y ahi estas.
pedimos la carta. ella pide la carta. me sugiere platos.
trato de no seguirla, trato de ver que me puede ofrecer.
sin regalos, sin mangueos, sin nada. ella ya està avisada.
milanesa a la napolitana para mi, ensalada para ella.
està gorda. dice que no quiere estar gorda. està bien.
es un lugar amplio, gigante, hay buena calefaccion.
no me estoy cagando de frio, voy a comer carne.
carne de verdad, carne de vaca, con queso, tomate.
empieza a hablar. yo quiero que hable. no se por què.
a veces pienso que todos los sonidos de todos los
seres humanos del mundo son completamente imbeciles.
a alguien le deben de ser utiles, hay que hacer algo.
se tapa los ojos. casi va a llorar. a alguien tengo
que contarselo, no puedo mas, me dice, el tio estaba
temblando y no podia parar, la mano , la mano
derecha y vi como la ocultaba en el bolsillo para
que yo no la viera. Yo pense, ahi va otro caso para
que la tia viviseccione a sus seres queridos otra vez.
Mujer, estupida y entrometida y zonzuela.
Nos trajeron los platos. Las servilletas son de papel.
Hablamos de todo un poco. Llega mas gente. Esta
vez no soy yo el que apesta por todo el lugar.
Estoy bañado estoy peinado estoy con ropa limpia.
Donde conseguiste esa ropa tan buena? Por ahi.
Tengo un pullover nuevo, pantalones nuevos.
Leandro y sus padres. Belvedere. Por alguna
razon me quieren mucho y siempre me ayudan.
Y como vas con el hospital de dia? Barbaro!
Cada dia lo necesito menos pero sigo llendo igual.
Tenes que venir mas seguido, un domingo!
Claro! Lo que pasa es que no se que decir.
Omito decir que siento verguenza de mi enfermedad
cuento viejo, ya no siento verguenza, solo asco
de lo mas proximo que puedo estar a la herencia de
humanidad que me ha tocado soportar compartir.
Me pregunto si en caso de decirselo ella se
daria cuenta de que hablo de ella, de ellos. No de mi.
Llega la milanesa napolitana. Es gigante. La
pedì sin guarnicion. Me como la mitad en cuatro minutos.
Es grande es roja es lechosa y es un asco delectable.
Si comiera asi todos los dias, pienso, ni pensaria
en cojer, pero da igual, no como tan bien, ni cojo tanto.
O muy bien. Igual da, veremos que sale de este amor.
Hay congratulaciones. Cuento lo mismo que el año
anterior, que asì estoy,,, que es igual, un dia a la vez.
Veo las caras. Se ponen peor con el tiempo.
Todos tenemos la culpa de algo misterioso y
aparentemente simple pero que es tan complejo.
Decirlo hablarlo, no importa, ya no es lo de antes.
No es que ya no te quieren mas: ya no te mienten.
Si quisieras dormir en el cuarto de los abrigos
ya solo serias un loco chapuceando dentro de
un panal de cartulina. No rinde. Por otro lado
suplantar algo por algo, un escudo, un doble espejo.
Es asi aqui y ahora. Yo me presto. Yo la sufro.
Me reconcentro sin esfuerzo en la milanesa. No esta ok.
Tengo unas ganas de salir afuera y morder el cielo
que poco menos que me hago pis encima.
A veces lo entiendo de una manera tan salvaje
que no se como me contengo el impulso de
empezar a darle de trompadas al mundo entero.
El dia que me desate, va a ser el fin de un torpe bufòn.
Se van algunos comensales. Alivio. Sus relojes me pesan.
Nos deseamos buena suerte. Me quedo con mi tia.
No hay mucho mas material para trivializar.
No se cual es la verdadera razon por la que estoy aca.
Debe ser de cuando dormia en la cama con ella.
Pide la cuenta. Yo no pido la cuenta. 210,60.
Pienso, con eso puedo comer quince dias.
Y quiero que vengas con tu novia la proxima!
Ahora que lo pienso de vuelta, esa milanesa
no me duro el gusto en la boca mas de quince
minutos. No se si aun estoy allì. Es extraño.
No siento nada de nada cuando pienso en esto.
Es evidente si estoy escribiendo esto
mordiendome el interior de los cachetes
fumando Red Points con un broche de ropa
de madera de la abuela en la poronga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario